Las fibras son largas moléculas químicas que pertenecen principalmente a las paredes de las células vegetales y que nuestro organismo no es capaz de digerir. Actualmente los alimentos procesados en su mayoría contienen poca fibra.
La fibra controla el peso, puesto que no tiene calorías y hace que uno se sienta satisfecho. El consumo adecuado de fibra ayuda a evitar padecimientos como la diabetes, la obesidad, la diverticulosis, la constipación e incluso el cáncer de colon. Por ello es preciso añadir las fibras a nuestra alimentación.
Tipos de fibra
Existen dos tipos de fibras: solubles e insolubles, teniendo ambas una funcionalidad dentro del organismo.
La fibra soluble regula el nivel de azúcar en la sangre, ayuda al cuerpo a digerir mejor las grasas y reduce el nivel de colesterol. Hay fibra soluble en la avena, cebada, frijoles, verduras y en algunas frutas como la naranja.
La fibra insoluble está compuesta por sustancias como celulosa, hemicelulosa y lignina. Este tipo de fibra pasa casi inalterada por el sistema digestivo después de ser masticada.
La fibra posee propiedades muy importantes:
- Absorben el agua (hasta 5 veces su peso)
- Eliminan el estreñimiento
- Aceleran el tránsito intestinal
- Permiten eliminar el colesterol y ciertas sales biliares
- Disminuyen la cantidad de glucosa y de ácidos grasos en la sangre
- Ayudan a eliminar ciertas sustancias pro cancerígenas
- Procuran un medio favorable al desarrollo de ciertas bacterias del colon
- Dan una impresión de saciedad, ayudan a reducir la cantidad de alimentos ingeridos.
Toma tabletas de fibra para completar la carencia diaria. Tomandolas antes de cada comida preparas al organismo para lo que vaya a ingerir, absorviendo del 25 al 30% de la grasa de los alimentos, facilitando su evacuación.
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